Feliciano se convirtió desde hace varios años en una plaza atractiva para videntes, parapsicólogos, tarotistas, pai, brujos y curanderos.



Falsos videntes llegan periódicamente a Feliciano con el pretexto de tener el don de la clarividencia, proponiéndo la lectura de las manos, lectura del tarot ó la lectura de cartas. Se ganan la confianza de sus clientes con artilugios esotéricos, de cartomancia y de interpretación de horóscopos, presentándose como expertos sanadores, adivinadores, místicos y clarividentes. Inventan falsos males a personas bien intencionadas y proponen liberarles de sus problemas a través de sanaciones, amarres y demás métodos de charlatanería a las cuáles recurren. Sin percatarse de que sólo serán víctimas económicamente de estos estafadores.

Aunque sus estadías suelen ser cortas, arman sus lugares de atención al público decorados de estampitas de santos, velas, naipes raros, libros de magia y rosarios, Allí reciben personas apesadumbradas por la situación actual, víctimas de problemas financieros, económicos, de salud, laborales, o simplemente por no ser correspondidos en el amor.

El negocio de estas personas que trabajan en campos de la parapsicología, el esoterismo y la metafísica se encuentra en un buen momento. Con consultas saladas para el bolsillo, muchos de ellos tienen todos los turnos ocupados y los clientes deben armarse de paciencia para conseguir un lugar en las codiciadas listas de atención.

Las personas que buscan tarotistas y otros servicios por el estilo lo hacen porque es la única salida que avizoran. Por lo general es el consejo de un amigo el que abre el camino o directamente por un  aviso publicitario.

Cierto es que existen, como en toda profesión, algunos profesionales serios que buscan ayudar a clientes desesperados, pero también es cierto que están los "embaucadores del misterio" que, tras leerse dos libros y comprar un juego de tarot , montan su negocio esotérico.