La policía dispersó a cientos de manifestantes, que protestaban contra el gasto público de la visita del papa a Brasil, con gases lacrimógenos y chorros de agua tras la reunión del papa Francisco con la presidenta Dilma Rousseff en el palacio Guanabara.

Cientos de manifestantes corrían en todas direcciones. Un fotógrafo de prensa yacía en el suelo en medio de la multitud con la cara sangrando de manera abundante.

En tanto, la policía brasileña encontró un pequeño explosivo de fabricación artesanal en un estacionamiento cerca de un santuario católico en la ciudad de Aparecida, lugar hasta el que llegaría esta semana el Sumo Pontífice.

El explosivo, hecho con una tubería plástica cubierta con cinta adhesiva, fue detonado de forma segura por un escuadrón antibombas de la policía.

El artefacto fue encontrado en el baño de una estructura de estacionamientos en Aparecida, una ciudad del estado de Sao Paulo cuyo santuario honra a la patrona de Brasil, Nuestra Señora de Aparecida. No se sabía si el artefacto estaba ligado a la visita del Papa.

AFP y Reuters