Los activistas que protestaban en el barco Arctic Sunrise son retenidos en la ciudad rusa de Murmansk. Los dos argentinos fueron visitados por el jefe consular Jorge Zobénica. Al igual que el resto, todavía no fueron imputados.
Los activistas del rompehielos Arctic Sunrise, que mantienen un conflicto diplomático con el gobierno ruso desde hace una semana, quedaron detenidos en forma preventiva luego de declarar durante la madrugada de ayer en el puerto de Murmansk, a poco más de 1000 kilómetros de San Petesburgo. Los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez fueron visitados por el jefe consular en ese país, Jorge Zobenica. La organización, por su parte, respondió al presidente Vladimir Putin quien dijo que los activistas "no son piratas" pero sugirió que violaron leyes internacionales.
"Ahora los abogados trabajan con los detenidos; a pesar de todo esperamos que la ley triunfe en nuestro país aunque eso no siempre ocurre", dijo Iván Blókov, director de programas de la oficina rusa de Greenpeace. "Si no, entonces tendremos que involucrar a la comunidad internacional ya que existen distintos tribunales internacionales", advirtió.
La situación legal de los 30 activistas es mucho más complicada que hace una semana, cuando el Servicio Federal de Seguridad Ruso (FSB) abordó el buque y finalizó en forma violenta la acción que Greenpeace realizaba contra la petrolera Gazprom (socia de Shell). En esos momentos, varios activistas de Greenpeace, en lanchas neumáticas, trataron de encadenarse a una plataforma petrolífera.
El Comité de Instrucción ruso anunció este martes que planea presentar cargos por piratería. El director del programa energético de la ONG, Vladimir Chuprov, recordó que conforme al artículo 227 del Código Penal de Rusia, la piratería es un asalto con el uso de la fuerza con el fin de apropiarse de bienes ajenos, lo que obviamente no fue el caso de la protesta de los activistas.
Los activistas detenidos el pasado jueves a bordo del rompehielos de Greenpeace Arctic Sunrise proceden de 18 países: Rusia, Argentina, Reino Unido, Canadá, Italia, Ucrania, Nueva Zelanda, Países Bajos, Dinamarca, Australia, Brasil, República Checa, Polonia, Turquía, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Francia. Es por ello que el incidente le generó a Rusia un conflicto diplomático en varios frentes.
En consecuencia, el presidente Putin se refirió al tema en una conferencia de prensa realizada en un foro sobre el Ártico en la ciudad de Salekhard. Dijo que los 30 activistas de Greenpeace detenidos por las autoridades rusas "claramente no son piratas", pero sugirió que podrían haber violado leyes internacionales.
El líder del Kremlin aseguró que la acción de la ONG puso en peligro la salud e incluso la vida de los trabajadores de la plataforma petrolífera Prirazlómnaya.
"Pudo haber pasado cualquier cosa, un error de los operarios o fallos técnicos. Se puso en peligro la vida y la salud de las personas. ¿Acaso estas acciones propagandísticas merecen el riesgo de sus gravísimas consecuencias?", se preguntó Putin.
El director ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, respondió: "Celebramos que el presidente Putin reconozca que nuestros activistas no han cometido un acto de piratería y que actuaron guiados por una sincera preocupación por el medio ambiente del Ártico."
El cónsul argentino, Jorge Zobenica, se reunió con Camila y Hernán y expresó que "todo es normal con los detenidos. Solamente que la tripulación está asustada. El primer encuentro con los ecologistas fue ayer (por el martes) a bordo del buque Arctic Sunrise y hoy se produjo la segunda reunión, ya en tierra."
Todos los activistas declararon y permanecen bajo arresto en la ciudad de Severomorsk, principal base administrativa de la Flota del Norte de Rusia. El gobierno holandés, donde reside Greenpeace y país de bandera del barco retenido, anunció que está considerando posibles acciones legales contra las autoridades rusas. «
