David no tuvo un buen partido y quedó expuesto en el final, tras el 2 a 2 de Boca; luego de una jugada que no supo resolver llegó el gol xeneize; en la semana se especuló con que hoy se despedía de River. Por Guido Molteni

"Decime por qué no se la dio a Sánchez, explicamelo", dice uno. "Que se vuelva a Francia, hoy fue un desastre", le responde el otro. Mientras esperan a que abran las puertas para irse del Monumental, los hinchas de River son pura decepción y el blanco de las críticas, al menos en esa charla, es Trezeguet. David no tuvo un buen partido y quedó expuesto en el final, ya que luego de una jugada que no supo resolver llegó el gol del empate xeneize. 

Con la incertidumbre de no saber si este era su último partido, Trezeguet afrontó el superclásico de una manera especial. Durante toda la semana, en los pasillos de Núñez crecieron los rumores de que hoy se despedía, ya que el martes lo iban a operar por una tendinitis que arrastra en la rodilla izquierda. "Vamos a ver si me opero", dijo el delantero apenas terminó el partido, dejando en suspenso una decisión que parecía tomada. Tal vez haya sido por esa carga que Matías Almeyda decidió no sacarlo. Darle un premio a un jugador que supo ser un pilar en el ciclo del DT al frente del equipo, tanto adentro como afuera de la cancha.

En los noventa minutos que jugó, David fue de mayor a menor. Con su característico juego a un toque, se las ingenió para recibir de espaldas al arco y habilitar a sus compañeros. Sin embargo, con el correr del tiempo su movilidad se fue apagando y el ataque sólo se concentró en Rodrigo Mora, la figura del partido.